Bariloche y la Ruta de los 7 Lagos

Después del descanso y renovadas las fuerzas, sólo quedaba terminar con el tema de los pasaportes.

Habíamos quedado con Martín (que se encargaba de este tema) a las 11 de la mañana, pero nuestra impaciencia y que teníamos el autobús a las 14h, nos hizo plantarnos allí media hora antes. Nerviosos esperamos unos 10 minutos hasta que nos atendieron y POR FIN¡¡¡ nuestros pasaportes estaban preparados. Estuve a punto de saltar y gritar de la alegría.Ya con ellos en la mano teníamos que ir corriendo a inmigración porque no teníamos visado de entrada ,así que ya con las mochilas cargadas, recorrimos los mas de 2km que había hasta la oficina. Para nuestra sorpresa y por primera vez tuvimos la suerte de encontrarnos con un chico eficiente que nos imprimió nuestra entrada al país para entregarla en la frontera. Todo había salido perfecto.

Contentos nos fuimos a la estación para tomar nuestro bus a San Carlos de Bariloche, un paseo de 23 horitas. Viajamos con Flechabus y tuvimos la mala suerte de tener los 2 últimos asientos que no se reclinaban del todo, pero eran bastante cómodos y pudimos descansar y dormir parte del trayecto.

Nuestro Baño

Conforme nos fuimos acercando a Bariloche, empezamos a notar los efectos de la erupción del volcán chileno y vimos un paisaje bastante diferente a lo esperado ya que todo estaba cubierto de ceniza. En algunos lugares la nube de ceniza era tal que parecía como una niebla que no dejaba ver casi nada. Aún así se podía apreciar el paisaje precioso de la zona que mezclaba las montañas con los numerosos ríos y lagos.

Nos instalamos en Bariloche en el Marcopolo Inn. Por fuera parecía algo frío,pero una vez dentro era totalmente acogedor y calentito,todo de madera, típico de un hotel de montaña o esquí. Es bastante cómodo y además la cocina es de las mas limpias y completas que hemos visto hasta ahora.Además tiene la gran ventaja que incluye desayuno y cena, lo que para nuestro presupuesto es genial. El único fallo es el baño de la habitación o mejor dicho la ducha, que como no puedo describirla bien para que lo entendáis, lo mejor es que veáis una foto. Que me decís, curioso no?
Tomamos un primer contacto con la ciudad y ya empezamos a notar el frío que hacía, nada que ver con Córdoba, además el aire no ayudaba nada ya que se te metía la ceniza por todas partes.

Catedral

Plaza con Lago Nahuel

Visitamos la plaza, preciosa con las vistas del lago Nahuel Nupai , y recorrimos la calle principal (Mitre), que está llena de chocolaterias , así que no pudimos escapar de la tentación de entrar y comprarnos unos chocolates que por cierto estaban buenísimos. También visitamos la Catedral. Tengo que decir que de momento es la que mas nos ha gustado de todas las que hemos visto tanto por fuera como por dentro.

Lago Falkner

Lago Villarino

Por la noche nos encontramos con nuestro compi de cuarto,
Javier. Un chico de Madrid que está viviendo en Valencia, así que enseguida hicimos buenas migas. Los tres juntos alquilamos un coche al día siguiente en el mismo hostel  (por 250 pesos), para hacer la ruta de los 7 lagos. La ruta empieza con la visita a Villa La Angostura,una pequeño pueblo de montaña a orillas del lago Nahuel, precioso, pero que en este momento está completamente cubierto de ceniza, lo que le hace perder casi todo el encanto ya que se ve todo gris, los sitios cerrados y montañas de ceniza a los lados de las calles, daban ganas de llorar. A partir de aquí empezaban todos los lagos, el 1º el Lago Correntoso , un lago de un tono azulado precioso. Cada lago tiene miradores naturales desde donde se aprecian las mejores vistas. El 2º, Lago Espejo, tiene una especie de playa con arbolada que en verano debe ser una pasada para bañarse. Aquí lo curioso fue que la capa de ceniza había formado como una capa a continuación de la arena, que parecía tierra, pero que con el oleaje del lago se movía, parecían arenas movedizas, ¡que fuerte!, era curiosísimo verlo. Después le siguen los siguientes lagos: lago Escondido, Villarino, Falkner, Machónico, y por último el lago Nacar. A orillas de este último está San Martín de los Andes, final de la ruta y otro pueblo precioso y donde las cenizas no eran las protagonistas, lo que nos dejó ver las vistas maravillosas del lago rodeado de los Andes. Es un paisaje impresionante, así que es una excursión que vale mucho la pena.

Aprovechamos para tomar un bocadito en San Martín, donde probamos los famosos ahumados de la zona. Pedimos una tabla variada con ahumados de ciervo, jabalí, trucha y queso, y con pates de los tres primeros. Estaba para chuparse los dedos. También pedimos unos platos de ciervo y jabalí de principal.

De izda a dcha:

Ciervo, Trucha, jabalí y queso ahumados

Al día siguiente, tras despedirnos de Javier nos fuimos a seguir la visita de Bariloche. nuestra sorpresa fue que al ser domingo casi todo estaba cerrado y no pudimos tomar el bus para ir a la península de San Pedro y Cerro Campanario, ya que hay que comprar los boletos antes y estaban cerrados los lugares donde los vendían, así que no nos quedó otra que pasear de nuevo el centro, eso si, aprovechamos para comprarnos unos gorritos y guantes. Aquí hace bastante frío y suponemos que en El Calafate (nuestro próximo destino) también hará bastante fresquito.

Creo que esta zona es preciosa y vale la pena venir a conocerla, es una pena todas las pérdidas ecológicas y económicas que están sufriendo, ya que la mayoría de las orillas de los lagos están inutilizadas debido a la ceniza y piensan que se va a tardar unos 3 años en que desaparezcan, siempre y cuando el volcán no siga expulsando cenizas. Realmente es una pena, pero así es la naturaleza. Bueno ahora a ver a Nadal, una cenita, un pis y ....