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11 de noviembre de 2011

Puerto Madryn y La Península Valdés

Puerto Madryn
Fantástico lugar para relajarse un poquito................
...
Pero vayamos por el principio... Hicimos una nueva amiga en el camino, Stella, otra chica francesa que tenía el mismo hostel que nosotros, así que los 4 nos dirigimos hacía allí tras el largo camino en bus.
Nos alojamos en  "La casa de Tounens" un sitio perfecto para nosotros, no muy grande, pero muy familiar y acogedor. Los dueños Vincent y Silda, un francés y una argentina que hacen que la estancia sea muy agradable. Es mas que recomendable...Nos ha encantado estar aquí.
Puerto Madryn es un sitio no muy grande, pero con la gran ventaja que tiene lo que nos gusta tanto, el mar....... así que se puede pasear bordeando la costa y disfrutar del sol. Esto es lo que hicimos en nuestro primer día para ubicarnos un poco y conocer la ciudad un poco mas. Pero lo mas interesante que tiene, son todas las excursiones que se pueden hacer para ver a las impresionantes ballenas, lobos de mar, pingüinos, etc...
Puerto Pirámide-Península Valdés

Nosotros decidimos ir a la Península Valdés por nuestra cuenta al día siguiente, ya que la excursión era carísima ( 250 pesos ), así que tomamos el bus local hasta Puerto Pirámide ( 48 pesos i/v ) y desde allí hicimos la excursión para divisar a las ballenas. Fuimos con Michel, Stella y Cameron, un chico de Australia que se alojaba en el hostel y con el que hicimos pandilla ( Camero fue un gusto conocerte y disfrutar ese día perfecto contigo). 

Para entrar en la reserva tienes que pa
gar 70 pesos, y llegas por fin a Puerto Pirámide, muy pequeñito y cuyo único interés son todas las agencias  que te llevan a ver las ballenas. El paseo de 1,5 horas cuesta 260 pesos ( aquí se ve que es tarifa plana, todas las excursiones cuestan 260 pesos, sea la que sea ), pero vale la pena. Te llevan por la bahía hasta encontrar algún ejemplar y se acercan tanto que casi puedes llegar a tocarlas. Nosotros tuvimos suerte y estuvimos al ladito de una madre y su cría que nos deleitaron durante un buen rato. Pero tuvimos también la suerte de ver saltos y de que una de ellas nos pasara justo delante y otra por debajo de nuestra lancha. Fue una pasada. Una vez en tierra decidimos ir caminando unos 5 kilómetros hasta Punta Pirámide, donde hay una pequeña colonia de leones marinos. Los encontramos tomando el sol todos repantigados por las rocas. Anda que se movían para darnos la bienvenida..... Volvimos rápido, porque el último bus de vuelta a Puerto Madryn salía a las 18h y no lo queríamos perder.
Leones marinos en Punta Pirámide
Creo que ir a ver las ballenas es algo que vale la pena hacer, son preciosas y tan grandes que verlas como se mueven por el mar te deja maravillado.
Tras esta gran experiencia, nos tomamos un día de relax, compartiendo historias con el resto de viajeros, la verdad es que estos ratos son buenísimos y te permite ver que no eres el único loco que hace este tipo de aventura. Fue así charrando cuando Alberto decidió usar sus dotes de cocinero y organizó la comida para el día siguiente, el menú PAELLA DE PATATA.

Dedicamos la mañana en buscar todos los ingredientes y por suerte los encontramos todos ( alguna variación pero sin importancia ). A la vuelta nos informaron que al final seríamos 10 para comer, así que nos pusimos manos a la obra. Después de mas de 2 horas en la cocina sacamos la comida a la mesa donde 8 personas hambrientas esperaban para probar esta receta tan curiosa. Aquí tenéis el resultado....tiene buena pinta ¿verdad?, pues el sabor lo era aún mejor. GRACIAS ALBERTO.
Playa Paraná
En nuestro último día y para rebajar todo lo que comimos decidimos tomar las bicis del hostel para ir a Punta Loma donde se pueden ver Lobos Marinos. Nos arriesgamos a ir con una bici sin frenos y en la que solo funcionaba una marcha, con lo que la excursión no iba a ser fácil, y así fue. Conseguimos llegar hasta playa Paraná a unos 14 kilómetros y el pobre Alber tenía las piernas y el culo destrozados ( el llevaba la bici chunga por supuesto ). Allí vimos un barco varado enorme, pero lo más bonito era el color y la calma del mar, estaba precioso. Conseguimos llegar de nuevo al pueblo como pudimos y nos premiamos con una cervecita al lado de la playa al solecito, de lujo¡¡¡¡¡¡¡ Regresamos al hostel a tiempo de despedirnos de dos de los chicos franceses que estaban con nosotros (Jeanne y Guillaume), aunque seguramente volvamos a verlos ya que llevan ruta parecida a la nuestra. Siestecita y relax para poner al día el blog y las fotos ( por fin hemos podido revelar las fotos de Iguazú de las cámaras desechables ).
Mañana partimos hacía Córdoba de nuevo a recoger los pasaportes, así que chicos enseguida retomaremos nuestra ruta hacía nuevas aventuras, de momento un pis y a la cama y a soñar  nuestro nuevo destino.....