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13 de mayo de 2012

Hoi An !!! Preciosa ciudad antigua

Hoi An
Llegamos a Hoi An, después de mas de 12 horas de autobús en el que tuvimos "mucho roce", y es que tuvimos la mala suerte de que nos tocara las camas del final del bus, cinco camas, si separación alguna, en la que "quererse" era inevitable, pero a pesar de eso, de los continuos frenazos y del dedo ligero del conductor con el claxon, pudimos hasta dormir un rato. La verdad es que a esta gente le das un vehículo sin "pito" y les haces una gran "putada", es increíble!!!, notas que la ciudad se despierta, por el sonido de los pitos de fondo.
En fin, llegamos a la estación de bus, y no sabíamos muy bien dónde dirigirnos, no sabíamos si estábamos lejos o cerca del centro, así que decidimos aprovechar la situación, y nos fuimos con un shuttle bus de un hotel que estaba esperando en la estación, el "Sunflower Hotel". Llegamos para ver si nos gustaba la habitación y la verdad es que no estaba nada mal, con su piscina, desayuno buffet y wifi, por  18$/día, así que no quisimos buscar más, además tenía un servicio de bus que te llevaba al centro, aunque estaba a tan sólo 10 minutos caminando.
Desayunamos un poquito, descansamos y tras una buena ducha refrescante (a las 6:30 ya se nota un calor impresionante, decidimos ir a tomar nuestro primer contacto de esta nueva ciudad.

La furgo del hotel, nos dejó a la entrada de la "old town", y nada más bajar, supimos que nos iba a gustar mucho esta ciudad. Lo primero, es que dentro del casco viejo, no puede entrar ningún motor, ni coches, ni motos, ni nada que haga temer tu vida, así que daba gusto pasear por las calles. Segundo, realmente esto si que nos parece una ciudad típica vietnamita, con una mezcla colonial francesa que le da un aire perfecto a la ciudad. Aquí no hay edificios altos ni grandes estructuras como en las grandes ciudades, cosa que se agradece. Todas las calles del casco viejo está repletas de tiendas de souvenirs, pequeños restaurantes, casas de arte y sobretodo de tiendas de ropa de seda, en las que te puedes agenciar un vestuario completamente nuevo y a medida ( ya que te hacen las piezas para ti personalmente, por un precio brutal!!!!, lástima que estemos en este tipo de viaje, y nuestro presupuesto esté limitado, sino arrasaría !!!!
Puente Japonés
En el paseo, fuimos a ver una de las atracciones de la ciudad; "el puente japonés", que no conseguimos saber muy bien el motivo por el que se construyó, pero que es bastante curioso. Lo más curioso, es que te piden que pagues un ticket por atravesarlo desde la calle principal, pero si lo haces del lado contrario no pagas nada, ¿? Hay muchas calles curiosas por las que caminar, ya que siempre encuentras algún templo, algún teatro o algún edificio interesante. Seguimos nuestro paseo hasta la otra parte del río, atravesando un puente con decoración totalmente vietnamita, con sus farolillos y eso, muy bonito, aunque recuerda mucho al estilo chino, y es que los vietnamitas tienen una gran influencia china, o al menos eso nos parece a nosotros.
Mirar como me coge el brazo
¡¡¡Anda que me soltaba!!!
Seguimos recorriendo las callecitas, hasta llegar al mercado de la ciudad, algo más pequeño que el de Saigón, pero que vale la pena visitarlo. Es caótico y genial, con las motos  intentando atravesar los pequeños huecos entre las tiendas (sálvese quién pueda), la cantidad de puestos de fruta, comida, en fin de todo. Nos sorprendió un puesto con una cantidad tal de huevos de diferentes especies (que por supuesto no conseguimos averiguar) que por supuesto  tuvimos que inmortalizar en una fotografía y así en muchas más cosas. Lo mejor fue, cuando una mujer, me secuestró prácticamente, se enganchó a mi brazo e insistió en que hiciéramos una foto: inocente de mí, pensé que le habíamos hecho gracia y quería una foto con nosotros, hasta que soltó la típica frase de turno: "UN DOLAR" !!! ¿ Pero qué me estás contando? si has sido tú quién me ha secuestrado???? Por supuesto no le dimos nada y seguimos nuestro camino. Tenemos que decir, que estos vietnamitas se han espabilado muchísimo e intentan sacar lo máximo al turista, cosa que puedo entender en muchos casos, pero a veces se pasan un poquito, además no les puedes discutir nada, discutir con ellos es como darse cabezazos contra una pared, y además sales perdiendo seguro, así que lo mejor es no tener que hacerlo nunca. Pero sigamos...
Tras es paseo, viendo que nuestras ropas estaban ya completamente empapadas, y necesitábamos algo de relax, fuimos a lo que mejor sabíamos hacer: tostarnos al sol en la piscina del hotel... Jo como nos gusta Hoi An!!!
A pesar de que había sido un día duro (por el viaje), teníamos ganas de ver la zona vieja iluminada, y realmente vale la pena, con todas las calles, los puentes, los bares, vamos todo, iluminado con los farolillos de diferentes colores que dan un aspecto precioso a la ciudad. No hay que perdérselo.
Preciosos!!

Cenamos en uno de los locales a orillas del río: Curry de pato y hamburguesa de atún. Y lo mejor, jarras de cerveza frías (aquí no es tan fácil), por el increíble precio de 4000 vnd, ¡¡SOLO 0,15 €!!!!  os lo podéis creer!!! imaginaos como nos pusimos, jajaja. Y además con vistas!!!
Para ser el primer día, la verdad es que lo aprovechamos al máximo, así que en cuanto llegamos al hotel, caímos rendiditos.
Ruinas MySon
El barco de vuelta
Al día siguiente, contratamos una excursión para ir a MySon, unas ruinas a las afueras de la ciudad, ya qu
e las otras excursiones no nos parecieron interesantes. Costó 6$/p/p por ir en bus hasta las ruinas y regresar en bote por el río. La sorpresa la tuvimos cuando el guía nos dice que hay que pagar 60000vnd p/p para entrar a las ruinas, y es que en la agencia no nos habían dicho nada, como a casi ninguno de los que íbamos, otra jugarreta de ellos, y como es imposible dialogar ni discutir, no nos quedó otra que pagar, menos mal que las cantidades no son grandes. Las ruinas no se si valen mucho la pena, ya que la mayoría están muy maltrechas a causa de las bombas durante la guerra de Vietnam, pero aún se puede intuir parte de su estructura original. Son muy parecidas, por no decir iguales, a los templos en Indonesia, así que a nosotros no nos impresionó demasiado. Lo peor de todo fue el calor horrible que hacía, no hacíamos más que beber agua, que no llegaba ni al estómago, directamente iba a todos los poros de nuestra piel, empapándonos toda la ropa. Tras visitar las ruinas, nos tenían que llevar en bus al puerto para tomar el bote, pero si se descuidan nos llevan a al ciudad con el bus. Ya veis que lo que se dice "encantaos" de la excursión no estábamos, pero todo no puede ser siempre genial, ni precioso ni perfecto.

La "mejor"· burguer que
hemos comido nunca
¡¡Deliciosa!!
Llegamos al hotel, deseando darnos una ducha y refrescarnos en la piscina, y lo mismo hicimos con la ropa, que fue directa a la bañera, para darle una limpieza. Luego estábamos aún tan cansados que decidimos cenar en un bar al lado del hotel y resultó magnífico. Además que la chica que nos atendió era encantadora, los platos estaban buenísimos. Alberto pidió una hamburguesa que tenemos que decir que es una de las mejores que hemos comido nunca, dónde la carne estaba recién picada para hacerla, y además estaba sazonada con "algo" que le daba un sabor brutal, y yo pedí un plato típico: rollitos rellenos de queso que venían acompañados de un aliño de frutos secos, que estaba para chuparse los dedos. Después de esa exquisita cena, no nos quedó otra que pedirnos un mojito para finalizar la velada, y es que por menos de 2€ es algo que aún podemos permitirnos ;-)
Nuestro último día en Hoi An, era muy especial: "Nada menos que el 42 Cumpleaños de Alberto". decidimos tomarnos el día con calma, así que nada más desayunar nos tumbamos en las hamacas de la piscina para leer y tomar un baño de sol (que a Alber tanto le gusta). Después comida en el mismo restaurante que tanto nos había gustado la noche anterior: "Vina Ngon". De verdad es el mejor en el que hemos comido desde que llegamos a Vietnam y se puede probar sin miedo cualquier plato. Alberto volvió a pedir la hamburguesa que tantísimo le había gustado la noche anterior y yo me arriesgué con una especialidad de la casa que por cierto resultó exquisita. Tras reposar un poquito la comida, decidimos alquilar unas bicis para ir a ver la playa que estaba a unos 4 km. No os penséis que es cosa de coser y cantar, aquí la bici es el eslabón más débil, y debes estar atento a cualquier claxon que te está advirtiendo que te quites de su camino. Menos mal que aquí el tráfico era más tranquilo y pudimos disfrutar de un perfecto paseo entre campos y ríos hasta llegar a la playa.
Como ya hemos comentado antes, los vietnamitas en general, huyen del sol, así que encuentras playas desiertas por las mañanas (bueno sólo con turistas) pero la cosa cambia cuando empieza a ponerse el sol, dónde todos los vietnamitas, acuden en familia, en manada, a bañarse, cenar y pasar la tarde. Nosotros llegamos justo a tiempo para ver este cambio de personal, cuando los turistas empezaban a irse porque se iba el sol y empezaban a llegar todos los locales al mogollón, con esterillas de 4x4, para extenderlas en la arena. En un momento la playa estaba abarrotada. Pero ahí no acaba la cosa. Todos ellos se bañan vestidos, incluso en vaqueros, es impresionante. Aquí la venta de bikinis no tiene ningún futuro!!!
así no se quedan marcas
La idea era ver la puesta de sol, pero el día estaba nublado y no íbamos a ver nada, así que decidimos volver antes  para pasear por la ciudad, además no queríamos que se nos hiciera de noche.
El paseo fue genial, nos metimos incluso por las calles del mercado, con bici y todo, no veas para pasar, fue toda una odisea y para refrescarnos antes de volver tomamos por supuesto unas jarritas de cervezas de esas de 0,15 € a orillas del río. Regresamos para arreglarnos y prepararnos para celebrar el cumple de Alber, y por supuesto fuimos a cenar a nuestro local habitual, esta vez para degustar unos buenísimos platos vietnamitas. El menu: Fried Wontón (que nadie debería perderse); While rose; Spring roll shrimp; y el plato estrella "Grill pork" servido con papel de arroz para prepararse uno mismo los rollitos. Estaban impresionantes!!!! de hecho hasta grabamos un vídeo para luego poder acordarnos en España e intentar hacerlos para nuestros amigos. Nada más entrar al restaurante las chicas ya estaban cantando el cumpleaños feliz, pero lo que no sabía Alberto es que le tenían preparada una sorpresita: "Su tarta de Cumpleaños", que bonicas!!! La verdad es que nos han hecho pasar unos buenos ratos, disfrutando además de una comida excelente, así que de verdad si alguien tiene la oportunidad de ir, no lo lamentará.
Felicidades Alberto!!!!

Acabamos reventados de tanta comida y lo pasamos genial. Nos despedimos de las chicas, dándoles mil gracias por tratarnos tan bien y nos fuimos a descansar ya que al día siguiente nuestro bus salía prontito. Como siempre y antes de dormir....un pis y a esperar que sorpresas nos iba a deparar nuestro próximo bus...¡¡Qué miedo!!