Pescando en la bahía de Nha Trang |
Nuestro hotelito |
Lo primero que hicimos fue caminar por el paseo que recorre la larguísima playa, dónde puedes ver toda la bahía con las islas alrededor. Una cosa que sorprende, es que a los vietnamitas no les gusta mucho el sol, así que suelen disfrutar de la playa hacia el atardecer o debajo de alguna sombra. Otra cosa, es que realmente son ellos y no los turistas, los que no cuidan mucho la playa, ya que suelen tirar todos los residuos a la arena al agua, por lo que muchas veces encuentras bastante porquería en las orillas o flotando en los ríos o mares, una verdadera pena, porque te quita las ganas hasta de bañarte. Seguimos nuestro paseo hasta que empezó a llover a lo bestia,con los que fuimos de nuevo al hotel. La verdad es que pensábamos que al empezar la época de lluvias, esto iba a suceder más a menudo, pero nada más lejos de la realidad, estamos teniendo un tiempo increíble, y cuando llueve es durante tan sólo unos minutos. Ojalá siga así!!!
Bajamos de nuevo a buscar un sitio dónde comer, y como a Alberto le encantan los puestos callejeros, nos sentamos en uno cerca del hotel. ¡A buena hora! Aunque le habíamos preguntado el precio antes de sentarnos, cuando llegó la hora de pagar, nos pidió mucho más de lo que pensábamos, así que empezamos a discutir con él, ya que a nuestros vecinos lugareños, por un plato tres veces más grande les había cobrado la mitad que a nosotros, pero hay que decir que es una tontería discutir con ellos, da igual que les razones, ellos siguen con sus treces y al final, por puro aburrimiento les pagas y te piras. Ya nos lo advirtió Angel en Saigón, pero acabábamos de vivirlo por nosotros mismos. No nos volverá a pasar, jajajaja, a mi con esas. eso sí, les dije ladrones y de todo, pero no tenían ni P.Idea de lo que les estaba diciendo.
Para olvidarnos del tema, salimos a pasear de nuevo, esta vez rumbo a la Pagoda Long son, que resultó estar más lejos de lo que pensábamos pero que valió la pena. También le llaman el Templo del Buda blanco, ya que en la cima de la colina del templo, hay una estatua de un buda gigante blanco, sentado en una flor de loto que es impresionante. Eso sí, para llegar hasta él, hay que subir casi 200 escalones, con lo que cuando llegas a la cima es más importante recuperar el aliento que dejarte impresionar por el tamaño del buda. Cuando te recuperas, puedes disfrutar también de las vistas de toda la ciudad. De vuelta, paramos en el mercado central de la ciudad, caótico como todos los mercados aquí, dónde todos intentan que pares en sus puestos para comprar alguna cosilla, aunque con nosotros ahora lo tienen difícil, jajaja, y eso que en otra época éramos carne de cañón y lo comprábamos toditoooooo.
Nuestro siguiente día lo dedicamos a a recuperar un poco el tono morenito que tanto nos gusta, y nos fuimos a la playa. La verdad es que nos es fácil aguantar el sol aquí, quema queda gusto, así que tienes que estar todo el rato en el agua, que como ya he dicho no siempre está limpia, así que tras dos horitas nos fuimos a la piscina del hotel que estaba mucho mejor. Aún tuvimos fuerzas de bajar por la noche a un pequeño mercadillo al lado del hotel antes de irnos a dormir.
Papeo en el barco |
Para nuestra tercera inmersión (de snorkel, ahora os contaré porque no buceamos), cambiamos de isla, y aquí además de los corales y peces, vimos preciosas estrellas de mar azules y una especie de serpientes o gusanos larguísimos que al principio me tenían acojonada, hasta que ví que nos se desplazan apenas, así que estaba a salvo....como para encontrarme con un tiburón estoy!!!!
La única pena fue no tener una cámara acuática, pero prometemos solucionar este asuntillo para próximos acontecimientos.
Lo de hacer snorkel en lugar de bucear, fue porque leyendo las excursiones vimos que no se veía a 5 0 10 metros, así que pensábamos que no valía la pena esperar a bucear en algún sitio más idóneo, y la verdad es que hicimos bien, ya que los buzos estaban a tan sólo 5 metros debajo de nosotros, estábamos prácticamente juntos, así que nos alegramos de no haberlo elegido.
De vuelta a la ciudad, satisfechos con nuestro día, lo acabamos disfrutando en la piscina, con unas cervecitas heladas que teníamos en nuestra nevera. Se puede pedir más pero sería abusar!!
En nuestro último día en Nha Trang, decidimos hacer la excursión a Monkey Islan, ya que el autobús no salía hasta las 7. ¡Gran Error!! Que chapuza mas grande!!! No nos gustó nada. Que bien venden las excursiones en la publicidad y agencias. Como mucho, si alguien va con niños, puede entretenerse, ya que vimos varios espectáculos de animales (malísimos), pero sino por favor no contratarla. Como siempre hay que sacar algo positivo, tenemos que decir que al menos vimos 3 islas diferentes de la bahía y disfrutamos de alguna playa bastante bonita, pero nada más. La nota más curiosa fue los monos que están sueltos en la última isla, de ahí su nombre, que acuden corriendo cuando ven a los turistas para ver si pueden robarles algo de comida. Los puedes ver como locos correteando por todas partes y saltando de árbol en árbol.
Monkey Island |
Saltando |
Regresamos al hotel justo para darnos una ducha rápida y esperar a que pasaran a recogernos para llevarnos a la estación de autobuses para tomar el bus rumbo a Hoi An, nuestro próximo destino, esperando a que el trayecto no fuera muy duro. Así que como siempre y ahora mas que nunca (recordar que en el bus no hay baño), un pis y..........